17/9/14

Su primer bukkake

"Nunca me he cansado de chuparle su exquisito ojete y de penetrarlo hasta el cansancio, como también, el de tener el privilegio de verlo follar con otros, tomado de mi mano demostrando que soy yo el que se lo pide y lo autoriza para mi gozo y placer. 
Lo que les voy a relatar comienza cuando un domingo lluvioso, nos pusimos a ver junto a mi boytoy páginas de Internet, en donde un grupo de jovencitos orientales practicaban bukkake, tomando vasos y copas llenos de semen y recibiendo en sus rostros decenas de eyaculaciones que los dejaban cubiertos de esperma. 
Nos interesó el asunto y mi boytoy hasta me preguntó de qué manera podríamos hacer lo mismo. 
Le dije que necesitaría de unos cuantos machos que estuvieran dispuestos a eyacularle en su rostro y en todo el cuerpo o que eyacularan dentro de cualquier recipiente que acumulara la leche que largaran para que, luego se la bebiera. 


Claro que al gusto de mi esperma lo conocía a la perfección. 
Jamás dejó de tragarse una buena acabada que terminara en su boca y no dejaba gota de semen en su rostro sin que su lengua la atrapara luego con los ademanes de un perfecto sibarita en la materia. 
Días después, organizamos una reunión juntando a varios hombres para que lo llenaran de semen como en los vídeos que habíamos visto. 

Mi primer medida fue encontrar un lugar donde pudieran permanecer varios hombres a la espera de su turno para eyacular sobre mi boy, pues en casa, hubiese sido todo un inconveniente por el lugar e invasión a nuestra propiedad privada ya que, el vecindario o alguno de los participantes del evento podrían traernos un problema a futuro en cuanto a la discreción en estas cosas… 
Lo solucioné fácilmente cuando un amigo me prestó una quinta en las afueras de la ciudad. 
Luego comencé a juntar el grupo de hombres dispuestos a hacerlo. 
Le dije a cada uno de ellos que podría venir con uno o dos amigos de confianza, con lo cual aumentaría la cantidad de participantes. 

De esa manera llegué a juntar veintitrés machos dispuestos a regar de leche a mi boytoy. 
El día acordado fue un sábado a la mañana temprano. 
Cuando llegó el momento de que conocieran a mi chico les comenté recién ahí, que se trataba de mi propiedad. 


Recibí un par de enhorabuenas pero ni bien lo vieron desnudo todos posaron sus ojos en él. 
Luego comenzaron a formarse grupos de a cinco hombres que ingresaban a la habitación donde estaba mi delicioso bebé esperándolos. 
Todos lo rodeaban mientras él observaba maravillado cómo iban apareciendo cinco pijas ante su rostro. 
Los hombres comenzaron a masturbarse mientras le tocaban su pecho o lo tomaban de su cabello pasándole las vergas erectas por su rostro o cuello haciéndole sentir sus tersuras grosores, temperaturas y larguras en los mismos. 

Él los dejaba hacer, aunque siempre teniendo el detalle de mirarme antes de reojo. 
Aseverando con mis gestos, que lo animaban a continuar y cuan feliz me hacía al verlo en acción e inclusive se metía una o dos pijas en su boca. 
Estaba como enloquecido diciéndoles cuanto se le cruzaba por la mente: 
- ¡Dénmelas todas!,
 - ¡Quiero ver la leche ya mismo!, 
-¡Hasta la garganta si os fuera posible…! 


 De repente uno de los cinco de la primera tanda, lo tomó por la cintura y lo puso boca abajo, con su redondo culo bien para arriba. 
Los demás protestaron porque entonces mi boytoy dejaba de chupárselas. 
Inclusive el pidió seguir con esa actividad, pero éste joven era fuerte y tenía decididas ganas de penetrarlo. 
Se puso un preservativo en su enorme miembro y luego de lubricarlo le introdujo su pija hasta los testículos. 
Mi nene gritaba más que de dolor de puro placer, lo que sirvió para calentar a los otros cuatro que entonces se pusieron delante metiéndole todas las pijas en la boca o pasándoselas por el rostro. 


Mi chico aullaba de gozo, su vergita rebozaba precum, y de tanto chorrearse se vislumbraban destellantes sus piernas; entonces no aguanté más y me metí entre él y el joven penetrador y comencé a chupársela. 
A los demás no le importó en lo más mínimo. 
El grandote que lo estaba penetrando por el culo sacó su pija y anunció que iba a acabar. 
Lo puso acostado boca arriba y entonces largó tres chorros de esperma sobre su cara y luego se la introdujo a fondo en su boca… 
Tanto que, mi bebe no pudo obviar algunas arcadas ya que le era imposible contenerla aunque, luego se calmó pues, volvió por suerte a acabarle dentro ya que su garganta mostraba claros signos de estarle tragando toda la vaciada al grandote . 



Tres más hicieron lo mismo y finalmente el otro restante y yo largamos nuestra leche sobre el inundado rostro del nene que mientras tanto se masturbaba 

Esa primera tanda fue increíble. 
Todas las eyaculaciones habían ido a parar directamente sobre su rostro salvo la del grandote que al haber eyaculado dos veces continuas, tuvo la licencia de que mi chico se tragara su segunda. 
Mi bebé pasaba su lengua por sus labios y tragaba todo lo que podía, además juntaba esperma con sus dedos y se llevaba lo recogido a su boca. 
Era un espectáculo maravilloso. 
Los cinco hombres que lo habían inundado de leche no paraban de hacer comentarios y de decirle que se tragara hasta la última gota. 
Uno de los cinco entonces se recostó junto a el y comenzó a chuparle los pezones mientras aquel que lo había penetrado, le tomaba sus huevos y se los apretaba levemente para luego soltárselos y apretarlos nuevamente, cual si fueran pellizcos estimulantes. 
Mi boytoy gritaba exageradamente, pero algo de real había en esa especie de dolor y goce al mismo tiempo. 
El joven gigante se divertía y se excitaba enormemente con su verguita empapada en sus propios precum. 
De repente lo tomó por la cintura y cargándolo hasta el baño lo introdujo bajo la ducha donde él mismo lo enjabonó sin que nadie pudiera acercarse. 
Yo sabía que a mi nene le encantaba que lo alzaran de ese modo y sus risas y por momentos grititos delataban tales emociones en su persona, pero fuera de la habitación quedaban más de quince machos preparados para destrozar a mi divino juguete. 


Unos minutos después salió espléndido para los otros cinco hombres que ya habían entrado al dormitorio. 
El gigantón, que se llamaba Peter, a partir de ese momento se quedó en la habitación hasta que el último de los hombres se fue de la quinta recién a la mañana siguiente. 

La segunda tanda de machos fue más agresiva que la primera, por lo que de entrada uno de ellos lo tomó de los pelos y besó salvajemente a mi chico.  
Peter se disgustó por esta actitud, pero estaba claro que nada podría hacer contra veinte machos llenos de semen esperando a descargarlo en el rostro del chico. 
A mi nene no le gustó esta actitud agresiva y así me lo hizo saber, pero pronto fue atado de pies y manos por un experto sadomasoquista que realizó un excelente trabajo. 

Lloraba y pedía por favor que lo soltaran a pesar que yo lo contenía con mis besos y caricias, pero solo logró excitarnos más. 
Las pijas que comenzó a tragarse eran bastante más grandes en esta segunda tanda, tanto que, la del grandote pasó a ser una mas entre ellas y los machos parecían estar muy excitados con la idea de tener a mi bebe, hermoso, indefenso y a su plena disposición. 
De pronto todo se convirtió en un ir y venir de hombres que eyaculaban sobre el chico en cualquier parte del cuerpo que tuviera sin cubrir de semen. 

Mientras tanto el gritaba e imploraba para que lo desataran. 
Sin embargo era en vano, cada uno que entraba olvidaba cualquier norma de romanticismo y de piedad y le hacía lo que se le ocurría. 
Ya nadie se cuidaba con preservativos y la leche que tragaba mi boytoy la volvía a largar por su boca con náuseas acompañadas de gemidos y grititos de dolor y placer. 
En el fondo yo sabía que estaba feliz por todo lo que le estaba ocurriendo. 


No solamente yo era quien le chupaba la verguita como para mantenerle su ánimo, mientras varios de los festejantes se arrodillaban y le metían su exhausta verga en la boca. 
Otros no podían limitarse tan solo a ello y a la vez le metían dedos en el culo que entraban y salían por su agujero más que dilatado. 

A veces algunos de los machos lo daba vuelta y lo penetraba mientras los otros no paraban de meterle las pijas erectas en su boca. 
Esa situación era hermosa de presenciar y a mí me excitaba sobremanera. 
Peter y yo a veces le pellizcabamos los pezones cuando podíamos meter nuestras manos entre tantas piernas peludas y tensas de los festejantes a punto de eyacular. 

Luego llegaría el momento de bañarlo y Peter volvía a llevarlo de la cintura hacia el baño. 
En la tercera ocasión que lo hizo lo acompañé y pude ver de qué manera lo trataba. 
Parecía que tenía a una niño entre sus enormes brazos.  
Peter lo calmaba y le decía que faltaba poco y que viera mi cara de Amo satisfecho. 


Afuera la esperaban varios machos que todavía no habían participado de la fiesta y otros que ya lo estaban por hacer hasta por tercera vez. 


Cuando mi boytoy ya no estaba en condiciones de seguir, muchos de los sementales comenzaron a irse, quedando en contacto para próximas fiestas. 
Muchos de los que habían asistido a esta sesión de bukkake, nunca habían tenido la experiencia y me confesaron que les había encantado y fascinado de verdad. 
La fiesta había llegado a su fin. Peter lo lavó por última vez luego de que se retiraran los últimos que habían aguantado hasta el final."

"Como inicié a mi boytoy en el bukkake" 
antoniorosales

1 comentario:

  1. Joder, me he corrido sin tocarme con sólo leer esta entrada. Gracias.

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